
Los Clandestinos
Cuando lo clandestino se vuelve popular y masivo, se hace pueblo, tan verdad como la igualdad y la justicia que queremos y amamos. Tan sueño y tan cierto, como el trabajo que identifica y construye un mundo nuevo y por tanto un sujeto nuevo. Un sujeto en democracia que respira y anhela un barrio mejor, una educación mejor, una vivienda mejor, una salud mejor, pero por sobre todo, una comunidad solidaria y justa.
Un lugar donde los pibes no tengan que trabajar y puedan jugar, un lugar donde las mentiras se mueran en las bocas que las pronuncian, un lugar donde todos y todas tengamos lugar. Un lugar de paz y armonía por que nos merecemos una vida digna, y eso se consigue con lucha y unidad.
En ese camino los clandestinos de Casanova van andando y ganando las calles, con su baile y sus bombos, sus colores y sus risas desparramando alegrías y un horizonte lleno de estrellas. Y ahí donde usted ve lo evidente, los clandestinos ven sueños y torrentes de esperanza para todos. Y las traen desde el mismo corazón, a sus trajes, a sus pies, a sus manos, para que sus ojos, señor que ven en blanco y negro, puedan apreciar el color y el brillo del mundo nuevo.
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