Editorial
El problema de la distribución de la tierra, es un tema muy escabroso para el tipo de sociedad que tenemos, individualista, consumista, con un elevado concepto de la propiedad privada como ley suprema. En esta relación la vida humana pasa a ser una pequeña mercadería casi sin valor de cambio al lado de las propiedades materiales que se valúan por cierto por sobre la vida.
En La Matanza la cuestión de la tierra ha tomado los caminos de la organización popular. ¿Qué significa esto? Que al no tener respuesta cierta del Estado, la organización popular toma la posta para cubrir una necesidad que es un derecho: el de una vivienda digna. En donde una familia pueda desarrollarse, crecer y ser parte de la sociedad.
Los asentamientos no son una casualidad o una moda coyuntural, son el reflejo mismo y la contra-respuesta al abandono y el olvido por el que pasan los pobres. (Cierto que hay muchos que se hacen los vivos). Teniendo en cuenta estas cuestiones la APDH ha propiciado en estos últimos tiempos en La Matanza el encuentro en una mesa de trabajo, entre el Municipio y los tomadores de tierras. Lo que no se puede entender es ¿por qué el Estado reprime estas genuinas representaciones del pueblo? ¿y por que no construye junto a los que necesitan?
Todos sabemos que los planes son insuficientes para terminar con el déficit de vivienda, por que no trabajar en forma conjunta para ir superando estos escollos.
¿Puede ser que el interés de unos pocos pueda más que el interés común de todos? La verdad es que pareciera que si, que todo se remite a jugadas y apuestas políticas mezquinas y chiquititas.
Y por otro lado la xenofobia entre vecinos intolerantes e incapaces de entender la situación de injusticia y de necesidad. Aduciendo que a ellos nadie les regalo nada... las personas que participan de un asentamiento tampoco nunca les regalaron nada, al contrario siempre padecieron el hambre y la miseria. Es inexplicable y realmente conmovedor, ver una mamá amamantando a su hijo recién nacido, debajo de una carpa de nylon; nos preguntamos ¿eso es un regalo? Eso creemos que es la vida que se abre camino en las peores circunstancias y nos pega un cachetazo, para que podamos ver más allá de nuestras propias narices.
Entonces a todos los que corresponda les decimos hay que poner manos a la obra y saber que somos todos iguales y empezar a ofrecer al pueblo una vida mejor con justicia y dignidad.
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