domingo, 20 de mayo de 2012

¿La inseguridad se relaciona con que hay pocos presos?


Por Alejandro Gaggero


En una nota publicada en La Nación, el economista Orlando Ferreres echa mano a las estadísticas para demostrar que la población carcelaria del país es baja. Pero las conclusiones son insostenibles.
En una columna publicada en La Nación el martes último, el economista Orlando Ferreres afirmó que en la Argentina existen niveles crecientes de inseguridad, y sugirió que el problema está relacionado, en parte, con la aplicación de pocas sanciones contra el delito. Para desarrollar su argumento, el autor comparó el porcentaje de personas encarceladas sobre el total de la población en distintos países, lo que demostraría que la Argentina tiene una proporción baja de presos. Por supuesto, según Ferreres, ella debería ser más alta. Sin embargo, de acuerdo con los datos que presenta, la comparación que plantea es engañosa y la conclusión, insostenible.
A partir de datos del International Centre for Prison Studies de la Universidad de Londres, el economista señala que la población penitenciaria del país -excluyendo a los presos de las comisarías- es de 55.000 personas encarceladas, lo que equivaldría al 0,14% de la población total. Ferreres destaca que en Estados Unidos esa proporción llega a 0,76% y, a continuación, compara cuántos presos debería haber en Argentina si se tomara el mismo coeficiente: “Si aplicáramos la misma regla que en aquel país (EE.UU.), deberíamos tener 304.000 presos; o sea, que andarían sueltos unos 250.000 delincuentes según este criterio”.
El economista refuerza la idea de que en el país podría haber muchos delincuentes en libertad mediante un cuadro titulado “Presos que debería tener Argentina -si aplicara igual proporción de presos sobre población total que tienen otros países-”:



Según el autor del artículo, “este cuadro nos indica que puede haber muchos delincuentes libres según el criterio que apliquemos, tanto si tomamos el modelo americano, el ruso, el cubano o el de los países vecinos más cercanos a nuestra idiosincrasia [SIC]”. El razonamiento no resulta sólido, ya que la cantidad de presos que “debería tener un país” no puede deducirse de la que tienen otros países -con sistemas legales diferentes- sino de la cantidad de delitos que se cometen efectivamente (dato que está ausente en el artículo).
La nota presenta otros puntos discutibles. En primer lugar, se comparan los datos de la Argentina con los de Estados Unidos, pero no se menciona que ese país es, por lejos, el que tiene la mayor tasa de población carcelaria del mundo, tal como señala el último informe del Centre for Prison Studies. Algo similar sucede con Rusia, uno de los primeros en el ranking mundial que elabora ese centro académico.
En segundo lugar, en la comparación con otros países que aparece en el cuadro publicado en La Nación, la Argentina figura como el de menor proporción de habitantes presos (0,14%). Pero Ferreres omite datos del propio informe que cita. Dicha fuente muestra que, en realidad, la Argentina ocupa una posición intermedia en el ranking sudamericano, en el cual Brasil y Chile -los dos países incluidos en el cuadro de Ferreres- son los de índices más altos, y Venezuela y Paraguay los de los más bajos. Tampoco mencionó Ferreres los casos de Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia, con índices más bajos que la Argentina.



El artículo tampoco habla de la evolución de la población carcelaria en el tiempo. En el caso de la Argentina este factor resulta importante, ya que en los últimos años ha experimentado un importante incremento. Entre 1998 y 2005 la cantidad de personas privadas de su libertad se duplicó (ver nota de La Nación).
Por último, también resulta discutible una idea que recorre todo el artículo: para combatir la inseguridad es conveniente, de por sí, tener una alta tasa de población carcelaria. Sin embargo, según Bernardo Kliksberg, asesor principal de la Dirección Regional para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “no hay ninguna correlación establecida entre el aumento del número de personas tras las rejas y la disminución del delito a mediano y largo plazo”.
En un artículo recientemente publicado, el especialista señala: “Estados Unidos tiene el promedio más alto del mundo entre los países ricos, de presos en relación con su población y, al mismo tiempo, es el país desarrollado con mayor índice de homicidios. Holanda tiene 87 presos cada 100.000 habitantes y Suecia 59, con índices de homicidio mucho menores que los estadounidenses”.
Fuente: http://www.chequeado.com/medio-medio/303-la-inseguridad-en-la-argentina-se-relaciona-con-que-hay-pocos-presos.html



No hay comentarios:

Publicar un comentario