martes, 3 de agosto de 2010

Editorial 27

Editorial

A veces las palabras, parecen hacer un gran complot contra el silencio de la voz interior. Esa que se hace de la reflexión, de la acción y de parar la pelota y ver para donde ir. En ese caso: es más que importante que haya un amigo a mano, para pensar juntos, discutir, pelear, pero siempre luchar, contra esa maldita maquinaria de destruir. No me pregunten qué maquinaria (obviamente la del capital).

Aquellos que dicen que solo necesitamos el consenso, no están dispuestos a poner en riesgos sus concepciones, solo quieren disfrazar de falsa bonhomía ese discurso letal. Ya que el avance se realiza poniendo en conflicto los conocimientos y las certezas que pueden dejar de serlas, en definitiva el motor de nuestra humanidad es el conflicto y sus resoluciones, que es donde se da un consenso, temporario y muy precario.

Los silencios a veces son más estruendosos que el grito mismo, pero más aún en el pedido de justicia y de verdad, de cárcel común a los genocidas de ayer y de hoy. En el levantar las banderas, por la aparición con vida de Julio López, Luciano Arruga desaparecidos en democracia.

En el no callar ante la injusticia y los xenófobos de la ciudad que son incapaces de tender una mano a su hermano. Pero por suerte, todo tiene otra cara y ahí están, los jóvenes de evita el tapper, la solidaridad de los y las compañer@s por Luciano, el emprendimiento de trabajo de Tras la vid, la murga de los sueños, el centro de día, el centro comunitario, el centro de recreación, el fútbol de la escuelita, la casa del adolescente y más. Esa es la discusión la pelea y el consenso fruto de contraponer y generar un nuevo camino de igualdad, lo demás, es solo lo demás.

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