Memoria, Verdad, Justicia.

Memoria, Verdad, Justicia.

Tres palabras, que al parecer no significarían más de lo que son, tres palabras.

La realidad es que en nuestro país tienen un valor increíble por el alcance que tienen.

Y de no ser así no serian más que tres palabras.

Memoria: es lo que no se olvida, lo que no se debe olvidar, ni se puede olvidar, es la constante presencia del pasado en el hoy para construir el futuro. Es un pedazo del otro que me dio vida y que anduvo antes que yo por estos caminos, dejando huellas y recuerdos que se transforman en memoria.

Verdad: es un poco paradójico esto: ya que no existe la absoluta verdad, si la mentira disfrazada de verdad engañosa, presencia que se apodera de todo a su alrededor, y así como alguien que vino a dar la vida por todos dijo “la verdad los hará libres”. Es necesidad urgente de la humanidad es saber la verdad, la que nos dignifique, la que nos haga vernos como hermanos de la vida.

Justicia: es la plena vigencia del sentido de libertad, pero a su vez sabiendo claramente y a razones ciertas, que para ello hay que revolucionar los criterios. La igualdad es el fruto para alcanzar la justicia, sin ella nada tiene sentido y es meramente imposible llegar a la justicia de compartir el pan, el trabajo, lo social.

En nuestro país estas tres palabras no son solo palabras es parte de nuestra cruenta historia, que por supuesto tiene que ver y mucho con nuestro querido barrio el Bajo Flores.

Allá por Marzo de 1976, unos señores que creían que podían borrar del mapa la libertad y se adueñaron de la vida de los otros a punta de fusil y de metralla, querían desterrar los sueños, la memoria, la verdad y la justicia. Lo que estos señores no sabían es que el pueblo puede ser sometido, engañado, silenciado, pero por un breve tiempo, pronto se escucho el clamor y el rechazo. Las madres y abuelas de Plaza de Mayo, unas mujeres, amas de casa como tu mamá, la mía o la de cualquiera.

Ellas con su sencillez pero firmeza por saber la verdad, hicieron temblar a estos señores dueños de la vida y de la muerte. Estos generales, brigadieres, coroneles y capitanes no pudieron con todo su armamento contra la memoria, la verdad, la justicia.

Entonces quisieron desaparecerlas, en centros clandestinos de detención, los fusilaban, torturaban, mataban y los tiraban al mar. Pero nada de eso hizo que se pudiera frenar, pues lo centros emergían de las tumbas, las palabras brotaban de las calles, el mar devolvía los cuerpos y nada pudo detener a estas tres palabras memoria, verdad, justicia.

Esta dictadura planeada para destruir a todo aquel que quisiera (como hoy) hacer algo por el otro, acercarnos y mirarnos a los ojos y ser uno y el otro y ser nosotros dueños del destino.

Ellos prohibían la educación libre, no se podía ir vestido como uno quería a la escuela se tenia que ir con pelo corto, pantalón gris, zapatos negros, camisa celeste corbata azul y bléiser azul.

Ellos quisieron tapar toda expresión que fuera creativa o critica, prohibieron artistas, música, cuentos y novelas, censuraban películas, programas de la tele, no se podía andar en la calle después de las diez de la noche. Si hasta las matemáticas moderna decían que eran subversivas.

Oficiaban sus misas y comulgaban a un Dios que nadie conoce ¿porque ustedes conocen alguno que abale la muerte? Otra cosa todo lo querían justificar con la violencia, ¿no les suena conocido esto?, en nombre de la patria 30.000 desaparecidos mas de 500 bebés secuestrados.

Aún más con la frase acuñada “por algo se lo habrán llevado”, “en algo raro andaría” pretendieron silenciar a todos. Pero muy a pasar de estos señores dueños de la vida y la muerte las tres palabras siguieron creciendo haciendo rondas, panfletos y sueños, las tres palabras se agrandaban memoria, verdad, justicia.

Como nada parecía detener estas tres palabras, hicieron un mundial de fútbol y nada un boicot mundial y se conoció la verdad en todo el planeta y ya no había justificación. ¡Pucha! dijeron e inventaron una guerra contra la tercera potencia mundial por unas islas lejanas y heladas y allí mandaron a miles de pibes jóvenes, que murieron en nombre de una mentira oficial.

Después de eso ya no pudieron seguir matando mintiendo y frenando al pueblo se tuvieron que ir, dando paso a una democracia que había que construir.

Esta democracia que todavía tiene muchas deudas con el pueblo, pero es mejor que cualquier dictadura y siempre tenemos que tener en cuenta, que muchos dieron lo más preciado que es la vida para que vivamos libres. Y de cada uno de nosotros depende cambiar lo que esta mal y ser participes de la historia y no meros espectadores de la realidad.

Nadie puede parar a estas tres palabras, que tanto tienen que ver con vos, conmigo, con nuestra historia: memoria, verdad, justicia.